Estamos en otoño y la calabaza vuelve a nuestra mesa.
Te contamos las propiedades de la calabaza que la hacen imprescindible en nuestra cocina.
Su principal componente es el agua, lo que la hace baja en calorías. Además no posee muchos hidratos de carbono y escasa cantidad de grasas, por tanto es un alimento recomendado en dietas de adelgazamiento, en las que colabora eliminando líquidos retenidos y regulando el azúcar de la sangre, desapareciendo así la ansiedad frente al dulce.
Es buena fuente de fibra que produce sensación de saciedad y mejora el tránsito intestinal por la alta presencia de mucílagos. Éstos son un tipo de fibra soluble que tiene la capacidad de suavizar la mucosa digestiva y aliviar la inflamación gastrointestinal.
Tiene buenas cantidades de vitaminas E, C y las del grupo B y minerales como el potasio, fósforo, calcio, magnesio, cobre e incluso pequeñas cantidades de hierro. Su contenido en betacarotenos y licopeno la convierten en un alimento con capacidades antioxidantes, ideal para mantener una buena salud de la vista, la piel y las mucosas.
Entre sus propiedades destaca que estimula la función del páncreas ayudando a regular los niveles de azúcar en la sangre, lo que la convierte en un alimento muy apropiado para los diabéticos; colabora en la eliminación de mucosidades en los pulmones, bronquios y garganta; ayuda a fortalecer el sistema inmunitario por su riqueza en antioxidantes.
La calabaza la podemos disfrutar cruda en ensaladas, cocida en purés o en repostería.