En la actualidad la mayoría de los niños comen en comedores escolares, y muchas veces pensamos que allí será donde ellos aprenderán estas cuestiones por lo que delegamos en terceros uno de los aspectos mas importantes en la vida de un individuo como es su alimentación, pilar básico de la salud.
Para que nuestros hijos aprendan buenos hábitos, lo primero que tenemos que darnos cuenta es que nosotros vamos a ser las personas en las que se van a fijar, así que tenemos la responsabilidad de mejorar nuestros hábitos si realmente queremos que los suyos sean buenos.
Este trabajo va a requerir esfuerzo, paciencia, cambios,…pero la recompensa será ver como tus hijos crecen fuertes, sanos y con unos hábitos alimenticios bien establecidos, que les convertirán en adultos saludables.
Y…¿Cómo podemos hacerlo? os sugiero que empecéis siguiendo estas pequeñas pautas:
- En primer lugar,intentemos ser un ejemplo. Si consideramos que tenemos algún hábito poco recomendable, evitémoslo.
- Hacer partícipe a los niños del momento de la comida.
- Ir a la tienda y hacer la compra con ellos, que conozcan la variedad de alimentos que se pueden elegir.
- Cocinar con ellos, implicarles a la hora de la elaboración consigue que prueben alimentos que de otra forma no lo hubieran hecho, y que coman con mucho mas entusiasmo.
- Que pongan la mesa, que ayuden a recoger.
- Hacer todas las comidas posibles en familia.
- Darle autonomía a la hora de comer, que tengan su propia vajilla acorde con su tamaño.
- No premiar ni castigar con la comida.
- No obligarle a comer, intentar que prueben los alimentos voluntariamente, pero si no le gusta, no insistir, ya lo volveremos a intentar en otra ocasión.
- Intentar hacer menús variados y que siempre estén presentes las frutas y las verduras.
- Hacer rutinas a la hora de las comidas y que cada uno tenga su pequeña responsabilidad a la hora de poner y recoger la mesa.
Poner estas pautas en práctica no es fácil, requiere de nuestro tiempo, que muchas veces es escaso. También requiere de grandes dosis de paciencia, porque todo no saldrá bien a la primera. Pero si nos esforzamos, en poco tiempo todo se habrá convertido en una rutina que haremos sin pensar y tendremos la certeza de que estamos enseñando a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios que perdurarán.